Experiencias inusuales

... Nuestra aventura comenzó con un trayecto en Uber de Río de Janeiro a São Paulo. Tras unos pocos kilómetros nos dimos cuenta de que nuestro conductor tenía serios problemas. A su destartalado coche le costaba alcanzar los 80 km/h y la ruta, que normalmente debería durar unas cuatro horas, se hacía interminable. Por si fuera poco, apenas llevaba combustible, así que pronto paró para repostar. Sin embargo, solo puso 10 litros, por lo que no tardó mucho en tener que volver a parar en otra gasolinera. Tras esta segunda parada, se me agotó la paciencia y llamé por primera vez al centro de atención al cliente HON Circle de Lufthansa. Estaba preocupada, porque íbamos a llegar al aeropuerto menos de 60 minutos antes de la salida, ¡y aún teníamos que facturar el equipaje!

Una agente del centro de atención telefónica de Peterborough, en Canadá, respondió a mi llamada y, en aquel momento, fue nuestra salvadora. Se ocupó de inmediato de nuestro problema, mantuvo la comunicación con nosotros en todo momento y coordinó todo en tiempo real. En esta situación, su actitud amable y tranquila fue inestimable. Por desgracia, nuestro viaje era cada vez más caótico.

Tras la tercera parada para repostar, que nos hizo perder aún más tiempo, la agente empezó a llamarme cada 30 minutos para obtener actualizaciones. Su apoyo fue constante y mantuvo el contacto en todo momento con el personal de tierra en São Paulo. Por desgracia, lo peor aún estaba por venir: en el siguiente peaje, nuestro conductor se coló detrás de un camión, lo que provocó que la policía nos persiguiera con las sirenas a todo volumen. Increíble, pero cierto.

¡Pero eso no fue todo! Poco después, nuestro conductor se detuvo de repente porque se encontraba muy mal. Para nuestro horror, vomitó al borde de la carretera. En aquel momento, me quedé verdaderamente impactada. Cuando se lo conté, la agente también se quedó sin palabras. Estaba tan asombrada como nosotros al ver que la situación empeoraba cada vez más.

El tiempo pasaba y la presión aumentaba, ya que nuestro vuelo en First Class era un vuelo con millas. Si lo hubiéramos perdido, no habríamos podido volver a reservar otro en la misma clase de tarifa y a principios de enero es imposible encontrar otros vuelos con millas. Nos habría supuesto gastar 10.000 USD por persona solo en billetes para volver a casa.

Por suerte, la agente lo solucionó todo. Cuando por fin llegamos al aeropuerto, exhaustos y desesperados, solo faltaba media hora para la salida. En la terminal, el personal de tierra nos estaba esperando con las tarjetas de embarque y las etiquetas de equipaje, listos para guiarnos por todos los controles. Fue como una escena de película: fuimos los últimos en subir al avión, nos ofrecieron una copa de champán y, poco después, la puerta se cerró tras nosotros. ¡Lo habíamos logrado!

Sin el centro de atención al cliente HON Circle de Lufthansa, especialmente la agente que nos ayudó, nunca habríamos podido tomar este vuelo. Su atención y su apoyo incansable no solo salvaron nuestro viaje, sino que también nos evitaron una emergencia casi inasequible. Gracias, Lufthansa. Y muchas gracias a la agente por su maravillosa ayuda en esta estresante situación. Desde entonces, cada vez que hablo por teléfono con ella, ambas la recordamos y me siento orgullosa de formar parte de este programa tan especial y personalizado”.

... Hoy en día, esta experiencia sigue siendo un grato recuerdo para mí y uno de los motivos por los que soy particularmente fiel a SWISS. Por desgracia, no tomé ninguna foto. Sin embargo, a veces es mejor estar presente, disfrutar de un momento especial y atesorarlo en la memoria”.

... Sin embargo, pocos días después, sucedió algo increíble: las palabras “status de HON Circle” aparecieron de repente en mi perfil de Miles & More. ¡No me lo podía creer! Un tiempo después, una delegación de la oficina de Lufthansa en Linz visitó mi empresa y me otorgó oficialmente el status de HON Circle. Fui de los primeros clientes austriacos en recibirlo. En todos mis años volando, este momento destaca como una experiencia verdaderamente única”.

... Después de guardar mi equipaje de mano y sentarme en el único asiento que quedaba disponible, la persona que iba a mi lado se inclinó y me susurró una pregunta que resumía perfectamente la situación: “¿Qué status hay tener para que un 747 completamente cargado y listo para despegar te espere más de 15 minutos?”

Gracias de nuevo por el viaje y por el viento de cola durante la noche :-)”

... Luego hubo una larga espera. El capitán explicó que necesitaba autorización de Toulouse para poder despegar, ya que la pista no estaba homologada para el Airbus 330. Esto se demoró más de dos horas y media, así que ya no pudimos continuar a Miami. En su lugar, tuvimos que volar de vuelta a Zúrich, puesto que la tripulación había excedido el tiempo especificado. En resumen: estuvimos en ruta desde las 09:50 hasta las 23:00. Como consuelo, al menos no nos cobraron el vuelo.

Dos días después, volé a Miami por la ruta norte y llegué sin contratiempos”.

... Volví a internarlo más tarde y tampoco hubo suerte. Una hora después, un señor mayor me tocó el hombro, me dio un ginger ale y me dijo: “Cuando viajo con mi esposa, no puedo beber whisky y el ginger ale se le parece. Uno de cada dos ginger ale en realidad es un whisky :-). Guárdame el secreto y disfruta de tu ginger ale”. ¿Quién me lo iba a decir? ¡Era real!”